Se dice que la tristeza es más inspiradora que la felicidad,
y las mejores composiciones han surgido desde lugares oscuros a aquellos que se encontraban
decaídos, pasando por una mala racha, sintiéndose desgraciados. Es más motivador escribir con el corazón roto.
Cuando Tim Rice-Oxley, principal compositor, volvió a contactar en el 2017 con sus
compañeros de banda, después de varios años sin trabajar juntos, les enseñó sus
nuevas creaciones para conocer su opinión. Su intención inicial no era que formaran
parte de un disco de Keane, sino en un trabajo solista, pero no quería hacerlo
solo.
Tim llevaba tiempo intentando superar su divorcio, una
crisis que ya se manifestaba en algunos textos de su anterior trabajo, “Strangeland”,
y desubicado en la vida, alejado del hogar, de su familia, de todo el mundo que
conocía, empezó a mostrar un comportamiento errático generando titulares en la
prensa sensacionalista sobre detenciones por conducir ebrio y otros asuntos
turbios. Como él mismo ha declarado, "con 40 años es más difícil superar una ruptura que con 20, se supone que a esa edad ya debería tener un plan de vida seguro, y de repente te toca despedirte de cosas que han formado parte de tu vida durante mucho tiempo. Además tienes hijos…"
Su amigo Tom Chaplin, cantante de la banda, tampoco estaba atravesando
su mejor momento y su adicción al alcohol y a las drogas eran fantasmas que
continuamente se le aparecían, sin terminar de derribarlos.
Chaplin recuerda ese encuentro, con los primeros esbozos de canciones como “Strange room” o “You’re not home”, como un escalofrío que le recorrió de los pies a la cabeza. No sólo eran la más íntima manifestación que un hombre podía escribir sobre sus sentimientos, si no que reflejaban también su estado de ánimo, sus preocupaciones, todo por lo que había atravesado luchando contra los monstruos.
Sabían que se tenían que poner manos a la obra y grabar otro
disco de Keane, el que supondría el trabajo más personal de la banda, con
alusiones directas a hechos que difícilmente pueden ser reseñables en la vida
de otras personas, pero a grandes rasgos, quien haya sufrido una separación
dolorosa, encontrará muchos lugares comunes en estas nuevas composiciones de
Keane.
Y en lugares comunes sonoros vuelven a aparcar, siendo el
piano el principal elemento como cabía esperar. Los que se emocionen escuchando
todavía canciones como “Somewhere only we know” o “A bad dream”, encontrarán
piezas de efecto similar en esta obra.
Arranca el disco y nos encontramos un tema experimental y
audaz. Que la voz de Chaplin no aparezca hasta el minuto y medio en “You’re not
home” es todo un riesgo, mientras arreglos de sintetizadores conformando una caja de música y bases
electrónicas sutiles se despedazan sin llegar a fecundar una melodía clara, con capas y capas de efectos en bucle (un comienzo muy Elbow, aunque ellos aluden a Björk o Peter Gabriel). Su espléndido final es marca de la casa, sin duda,
pero hasta ese momento, nos parece recrearnos en ese aura frío que asolaba “Under
the iron sea”, su segundo trabajo. Aquí ya aparecen dos palabras claves que se
repetirán durante todo el disco, “Home” y “Phone”, probablemente los elementos que más han obsesionado a Tim durante su divorcio.
Los seguidores de la banda se encontraron con más que
terreno conocido cuando escucharon el segundo single, la muy pop “Love too much”, que a
pesar de su alegre melodía, esconde un mensaje agridulce si nos ponemos a
analizar el texto.
En “The way I feel” algunos han observado un acercamiento a The Killers, y aunque fue la tarjeta de presentación, es el tema que más confunde al oyente cuando se adentra en "Cause & Effect", puesto que no es representativo del sonido global de este álbum, de componente más taciturno en general.
Su estribillo, tan fácil de aprender,
puede pecar de demasiado complaciente para los que aspirábamos a encontrar un
tema que no desprendiera tanta comercialidad. Para cuando termina, con esa
despedida en segundo plano repitiendo los versos, sabemos que a partir de ese
momento se cambiará de nuevo de dirección.
“Put the radio on” atraerá por igual a los seguidores de A-HA como a los de Coldplay. Una melodía que se transforma a la mitad, rompiendo el esquema genérico de verso-estribillo-verso-estribillo y demostrando la gran capacidad de Rice-Oakley para elevar al máximo hasta las canciones más genéricas.
La melodía sosegada de “Strange room”, la primera gran balada
de efecto atmosférico que nos encontramos, podría pasar con otra letra por un villancico, y sin
embargo es la declaración más personal sobre la “causa” que es el leit motiv de
toda la obra, el nombrado divorcio, con alusión directa a la celda en donde acabó Tim después de ser detenido por conducción temeraria.
Podemos imaginarnos la incomodidad de Tom
al ponerse en la piel de Tim, y con un tono demasiado bajo para lo que
acostumbra, sentir esta interpretación tan honesta como un atentado a la
intimidad de otra persona.
Los arreglos de este tema os pueden recordar, con esos coros
angelicales, a los de la maravillosa “Bedshaped”, de su disco debut.
Continúan las confesiones en la quizás algo anodina “Stupid things” (que es el tercer single) con más referencias si cabe a los motivos de la ruptura desde otra perspectiva, la de que todos los humanos cometemos errores. Hijos abandonados, accidentes de coche, exceso de trabajo… varias "cosas estúpidas" que pueden terminar con una relación.
“Phases” es otro guiño, uno más en su repertorio,
a Abba mientras que en “I’m not leaving” volvemos a encontrarnos con el falsete
de Tom, y nos sentimos en casa de nuevo.
Otra balada, menos inspirada que “Strange room” se aparece en “Thread” y
para concluir, dos de los mejores canciones de toda la carrera de estos chicos. Por fin llega la luz al final del túnel.
La luminosa “Chase the night away” debería ser single sí o sí y la emotiva “I need your love”, cambia el cáliz de la historia para entregarse a un nuevo amor, punto álgido ese corte electrónico que da lugar a una explosión vocal para crear un himno coral donde no puedes evitar unirte.
Los bonus tracks “New golden age” y “Difficult year” no aportan
gran sustancia al conjunto, pero se les acaba cogiendo cariño con las
audiciones.
Desde que comenzaron, Keane demostraron una sensibilidad y
melancolía impropia de su edad y ya en su primer y famoso sencillo, “Somewhere
only we know”, ya decían que se estaban haciendo viejos y necesitaban algo en
lo que confiar. No es precisamente que los años les hayan otorgado madurez ni prosperidad en
sus textos y algunas partes pueden contener mensajes insustanciales, siendo éste el mayor defecto en su inmaculada obra.
Tim sigue
escribiendo melodías pop inmensas con letras intensas, a la vieja usanza de sus adorados Beatles o The Smiths, sin abusar de metáforas retorcidas, usando la semántica
precisa para hacer universales sus temas y así cautivar al público. Sin embargo, en “Cause & Effect” ha decidido
individualizar sus composiciones relatando vivencias personales, y aunque haya piezas como “Love too
much” en la que todos podemos mirarnos al espejo, en general nos sentimos ante
el testimonio de una persona que relata en primera persona un capítulo
desagradable de su existencia que culmina de forma optimista hacia la última parte.
Siete años largos sin ellos han sido demasiados, necesitábamos
su amor y la espera ha merecido la pena. Rabia que se les haya escapado el
número 1 en el Reino Unido (coincidió con el lanzamiento del nuevo disco del
idolatrado Liam Gallagher y lo tenían muy complicado) y así poder seguir alardeando de haber colocado
todos sus trabajos en lo más alto en su semana de debut, pero los Keane más
emocionantes siguen vigentes y como admite Tim, son mejores juntos que por
separado.
NOTA: 8 / 10
A destacar: You're not home, Put the radio on, Chase the night away, I need your love
NOTA: 8 / 10
A destacar: You're not home, Put the radio on, Chase the night away, I need your love
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