A Katy Perry le llevamos tiempo (desde "Prism", del 2013) notando cierta incapacidad para revalidar grandes éxitos como "I kissed a girl", "Fireworks" o "California gurls".
Aunque lo intenta desesperadamente, no llega a atinar con la tecla en ninguna de las canciones que ha presentado últimamente. Sin duda, "Witness" (2017) fue su peor disco hasta la fecha, repleto de un relleno que era indigestible y nada propio de una artista de su nivel, que debería tener más ojo a la hora de elegir sus colaboradores y las canciones que termina grabando.
Sigue ofreciendo música amable, videos de impresionante factura, pero le falta otra canción que la vuelva a encumbrar en la cima, donde lucha por el título junto a Taylor Swift, que tampoco parece acertar con otro gran hit, para ser honestos.
Sumida insólitamente en un escándalo de acusaciones sexuales, que no hay por dónde cogerlas, y recientemente demandada y sentenciada en contra por plagio en su "Dark horse", no parecen los mejores tiempos para la norteamericana, que continúa eso sí a lo suyo editando nuevos sencillos, como el flojo "Small talk".
Es una auténtica lástima que una canción con una estupenda letra que habla con acertada precisión de las relaciones fugaces, de esas que pasan de extraños a amantes y de nuevo a extraños, no le acompañe una melodía más pegadiza y con fundamento.
Si "Never really over", su anterior sencillo, era un grower con puntual gracia, pero igual de superficial y volátil, de nuevo la Katy más acomodaticia, recurre a la simplicidad más absoluta para estructurar una canción, con la ausencia total de ganchos.
Seguirá apoyándose en grandes videos para conseguir elevar sus singles, pero ya hemos perdido la cuenta de cuántas canciones melifluas lleva publicadas...
NOTA: 5 / 10
Vamos a acompañar esta entrada del "Small talk" de Roxette, que aunque sólo se parecen en el título, es un buen ejemplo de cómo hacer una canción repleta de ganchos. Una pequeña charla que sí nos convence.
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