domingo, 20 de noviembre de 2011

Elbow - La noche siempre ganará



Un emocionante fin de semana de conciertos hemos tenido en Madrid. Al que realizaron Roxette el viernes, al cual no quise acudir porque quiero recordarlos cómo estaban hace unos añitos, se le suma el de Elbow anoche en el Palacio Vistalegre. Y a éste no pude faltar.

En un reservado del Palacio, que no en la pista principal, aparecieron los de Manchester sobre las 21:30 para amenizarnos con un repertorio basado en las canciones de sus dos últimos y exitosos discos, "The seldom seen kid" y "Build a rocket, boys!".
Únicamente la inclusión del primer corte de "Leaders of the free world" nos recordó que hay una larga vida tras sus últimos hits.

Como bien comentaba una amiga, nos sentíamos en Benidorm en pleno agosto. La sala estaba aborratada de ingleses que no se podían creer que fueran a asistir a un concierto de esta banda en pétit commitée, que en el Reino Unido llena cualquier sala y cuyos precios no bajan de las 40 libras. Aquí pudimos disfrutar de ellos por 20 euros y a unos escasos 15 metros del escenario. Y sin necesidad de llegar los primeros.

Teloneados por los australianos Howling Bells, que confesaron que era su primera vez en Madrid, Guy Garvey y su banda se asomaron al escenario como cualquier cosa. Sin grandes introducciones, sin aires de estrella.

Miráramos donde miráramos sólo veíamos extranjeros, en su mayoría británicos, y mucha gente de Manchester, que incluso se atrevían a cantar el himno de su equipo en los silencios entre canciones. El propio Guy les recordó que no olvidaran su condición de invitados y que se comportaran.

Pude ver mucha devoción por esta banda entre los asistentes. Desde un chico, que irrespetuosamente se atrevió a encenderse un cigarrillo, y que nos molestó todo el concierto con el brazo levantado apuntando al cantante, como si estuviera escuchando a Metallica a otro con pinta de malote que me dijo con un educado "Fuck off" que me callara en uno de los momentos místicos del concierto. Acabamos abrazados cantando lo de "One day like this a year will see me right...".

Elbow es un grupo de dormitorio. Por mucho "Grounds for divorce" o "Neat little rows" que nos toquen, la mayoría del repertorio invita a la meditación, a escuchar atentamente y absorber la energía que la voz de Guy transmite. Fueron los momentos más apacibles, mientras se atrevían con "Lippy kids" o la maravillosa en directo "The night will always win" cuando todos nos quedamos helados, absortos por la claridad con que nos llegaba la voz, con ese sonido limpio y minimalista que las acompaña, que deja que sea el texto el que tenga toda la responsabilidad de convencer al oyente.

Si Elbow ha triunfado en el Reino Unido, más que por sus melodías, es por sus textos. Por eso, en España, que aún nos cuesta traducir por nuestra cuenta, no tienen mercado. Si uno se pusiera a desgranar las palabras del poeta del pueblo, como le llaman en Inglaterra a Guy Garvey, descubriría por qué los de la isla están tan enganchados a esta banda.

Hacía un par de meses, cuando adquirí la entrada, que había buscado el tracklist del concierto y más o menos fue cómo nos esperábamos, con la novedad de incluir "Dear friends". Saltaron con "The birds" y conectaron inmediatamente, para seguir con "The bones of you" y "Mirrorball". Las secuencias intercalaban su intensidad y aunque temía que los cortes lentos nos dejaran bostezando, fueron precisamente éstos los que más nos hacían abrir los ojos. Elbow pedía silencio al público, sobre todo a los de Manchester, y se producía una extraña comunión entre banda y gente, y no podíamos hacer otra cosa que escuchar con detalle lo que Guy nos quería transmitir, y nos quedábamos tan atontados que sólo los aplausos finales nos despertaban de la hipnosis.

Han decidido olvidarse de sus dos espectaculares primeros discos. Qué me hubiera gustado a mí escuchar el "Red", "Newborn" o "Fugitive motel", mi tema favorito. Ellos saben que hay mucho público que los ha conocido tras "The seldom seen kid" y sobre todo con "One day like this", el corte final del concierto, pero también deberían tener algún trato de deferencia con aquellos que los llevamos siguiendo desde sus comienzos. Parece como si rechazaran todo ese periodo, más experimental, más sombrío quizás, que quizás no se acopla bien a sus últimas propuestas, pero que no deja de ser una parte fundamental de Elbow.

Sabíamos a lo que íbamos y con eso nos tendremos que conformar. Para la conclusión dejaron la azucarada "Open arms", que me sigue sonando igual de floja en directo que en el disco, sacaron las trompetas para "Starlings", con equivocación de Guy al principio de la letra inclúida, y cómo no, la multicoreada "One day like this", hasta acabar afónicos.

Les cantamos el feliz cumpleaños por sus veinte años de carrera (si mal no entendimos), brindamos con un salud que le costaba pronunciar, nos sentimos observados vehemente como un padre que regaña a sus hijos, durante "Neat little rows" y nos dejamos engatusar por los encantos en el escenario de su frontman.

Es precisamente del "Neat..." del que os dejó un video que han colgado en youtube.

Me pregunta un amigo a la salida - ¿No te vas a comprar una camiseta? -
- Pues no, la portada me parece tan aburrida como el disco. Porque admitámoslo, el "Build a rocket, boys!" es su peor trabajo, pero dentro de lo que es su repertorio, sigue resultando delicioso.

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