Parece que al líder de Suede le ha venido de perlas reunir a la banda y salir de gira para reencontrarse con las musas. Su disco “Black rainbows” es lo mejor que ha hecho en solitario, y ya llevaba unos cuantos.
Será que es lo más cercano a lo que era Suede que es por eso que entra tan automáticamente, será porque suena más suelto y confiado que nunca, será que ha escrito las melodías más redondas de su carrera.
El mismo reconocía en una entrevista para NME que en este disco hay influencias de todas las facetas de Suede. Y es el que menos baladas contiene. Para ser exactos, sólo hay una, el cierre, la hermosa “Possession”, sin desmerecer a otras grandes como “Saturday night”, del disco de Suede “Coming up”.
“Brittle heart” se cuela en las cabezas sin darle permiso, “Crash about to happen”, segundo sencillo, que parece robada de “Dog man star”, es un diamante en bruto, “In the house of numbers” apesta a The Smiths, “Actors” nos recuerda a los Stereophonics cuando eran buenos, “I count the times”, y esto lo dice el propio Brett, podría confundirse con un tema de Arcade Fire, “Thin men dancing” suena gamberra.
La apertura, ese “Unsung” , es de lo más serio que hay en estos diez cortes, y quizás de los más sentidos, los que más llegan adentro.
La diversidad de “Black rainbows” es su punto fuerte, pues consigue que nos contagiemos de su efecto inmediatamente, según empieza la reproducción. Brett parece más a gusto que nunca cantando estas melodías, con el acierto de la producción elegida, y se nota que no tiene que esforzarse mucho para encajar las piezas. Ha conseguido, esta vez sí, que una colección suya de canciones me haga olvidar lo que echaba de menos a Suede.
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