Pocos artistas hay tan privilegiados como el pequeño Josh Rouse que se puedan permitir sacar discos cada dos-tres años y además, esculpirlos a su antojo, lejos de las tendencias y las modas.
"Love in the modern age", que se publicará inminentemente, es el duodécimo disco de Josh y en él rompe con todo. Es un álbum de puro antojo en el que se quita con furia la etiqueta de cantautor pop folk. Un movimiento arriesgado y valiente. El espíritu aventurero de Josh poniéndose al límite y probando la fidelidad de sus seguidores.
Yo pude descubrir a Josh un poco tarde, a mitad de su carrera, con el disco "El turista". El de Nebraska, casado con una española y afincado en Valencia, depuraba entre arreglos preciosistas un abanico de canciones dispares en el que se atrevía hasta con el castellano. Aquéllo era riesgo, y salió airoso de la jugada. Consiguió un buen número de adeptos entre los que me incluyo, que le hemos seguido y consentido en los siguientes trabajos que ha ido editando.
Ha llegado el momento de preguntarle, ¿pero, Josh, qué narices te ha pasado? Porque este amor en tiempos modernos no desprende ni amor ni modernidad.
Ha guardado las guitarras en el sótano y ha desempolvado unos sintetizadores ochenteros y saxofones que pensábamos que nadie iba a volver a rescatar, y que ninguna falta hacía.
Este experimento, este disco de ruptura, es una insensatez. Canciones como "Businessman" suenan francamente mal, podríamos decir que hasta feas. Uno puede abrazar la electrónica de tiempos pasados con más estilo y acierto que lo que ha hecho el antojado Rouse.
Es aplaudible que un artista de larga trayectoria como es él quiera cambiar de estilo, es entendible.
Lo que no podemos ni tenemos que aplaudir es cada lanzamiento que haga, sobre todo si este cambio es para peor.
Escucharemos el disco con poca expectación y poca ilusión, dados los adelantos que se han dado, y las críticas tibias que está recibiendo, pero Josh, esperemos que pronto recapacites y si quieres un giro en tu música, que tengas más acierto en tu cometido.
En esta review de UNCUT, mencionan a Burce Hornsby, y no será el Bruce Hornsby de los últimos discos, que suenan mucho más modernos y actuales que este retropastiche con ínfulas de auténtico.
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