martes, 17 de noviembre de 2009
John Martyn - Bendecida melancolía
"Creo firmemente que hay ahora mismo una gran escasez de corazón. La cultura de las drogas ha hecho demasiado énfasis en la expansión de la cabeza".
Esta reflexión de John Martyn esconde la triste verdad de nuestra actualidad, podría ser el epígrafe de la noche en una gran ciudad o la coletilla para un panorama de personajes que no quieren sufrir o siquiera pensar en sufrir, cobardes en sus esquinas salivando por sus medicamentos. Esto lo dijo un hombre de excesos, sus escarceos con las drogas y el alcohol duraron años. Lo decía en primera persona, desde su perspectiva y experiencia. Y lo dijo en 1973.
En Enero de este año nos despedíamos de este gran artista que luchó por no abandonar el mundo hasta el fin de sus días, con sólo 60 años. El páncreas se le reventó en 1996, un accidente le provocó una perforación de pulmón, problemas de salud derivaron en la amputación de una pierna, lo que le postró en una silla de ruedas y le hizo ganar bastantes (más) kilos de peso ... para finalmente fallecer por una doble neumonía.
"Bless the weather" fue el álbum que le dió reconocimiento en 1971. Por aquel entonces había editado sus dos últimos discos junto a su esposa Beverley y debido a su escasa repercusión, en Island, su compañía discográfica, no andaban muy contentos con los resultados, así que le pidieron que prosiguiera él solo, igual que había empezado su carrera.
Martyn, cuyo nombre real era Iain David McGeachy, presentó "Bless the weather", al que sucedieron otros cuatro discos enormes en calado y potencial.
Una obra que no sigue los dictámenes del calendario, resistiendo con orgullo los años venideros, preservando su autenticidad y calidad.
Aquí John se basta de su guitarra acústica, la cual tocaba con suma atención y delicadeza, como quien acuna a un bebé, y derrocha vertiente folk en gran parte del cancionero. Para dar varedad, un ramalazo blues, que no se pierdan las buenas costumbres ("Sugar lump") y otro innovador, incluyendo el método Echoplex en el instrumental "Glistening Glyndebourne". El Echoplex era una cinta sin fin que permitía crear ecos superpuestos con la guitarra acústica y posteriormente fue utilizado por gente como Jimmy Page o Brian May.
La consistencia de "Bless the weather" radica en sus sólidas columnas folkies de hierro puro, cuanto más natural se muestra Martyn, más complacido acaba el oyente. En "Go easy" (tema que ha versionado Beck) nos masajea suavemente, el tema "Bless the weather" ha inspirado a tantas generaciones de artistas que tardaríamos horas en escribirlos todos, una delicada composición donde la guitarra y el contrabajo bailan acarameladamente, "Just Now" se presenta cálida y acogeradora, es llegar a casa después de un día frío de invierno, "Let the good things come" resulta tan atemporal que asusta...
Abría la cara B, el otro lado del vinilo, su más famosa canción, "Head and heart". Podría haber sido de Eric Clapton, de Leonard Cohen e incluso Bob Dylan. Injustamente, pocos podrán relacionarla con su verdadero autor.
Indudablemente hay algo grande en esta melodía: una paz implícita que te hace redimirte. "Love me with your head and heart", implora John. Su efecto hipnótico sólo da lugar a la sumisión. A quien vaya dirigida no le queda otra alternativa que ceder ante su pasión y honestidad. El contrabajo de nuevo, el punteo de la guitarra, una percusión juguetona... no se necesita más para entregar una canción mágica, algo que no supieron captar y retomar los españoles Tam Tam Go! en su sobrecargada versión "Cabeza y corazón".
"Bless the weather" se incluyó en listas como la de The Guardian, "Los 1000 discos que has de escuchar antes de morir" y otros datos apuntan a que fue grabado en sólo 3 días, necesitando de pocas tomas hasta obtener una buena.
Es un disco sencillo, sin grandes insinuaciones, pero con mucho corazón y poca cabeza. Lo que se grabó en esas sesiones fue inmediato, no fue nada meditado y las canciones se reproducían siguiendo los instintos de los intépretes, de un John Martyn en estado de gracia. Descubrirlo casi 30 años después, para mí ha sido muy gratificante, veo reflejados muchos contemporáneos en estas canciones, en esta manera de interpretar. Ahora entiendo mejor a Jeff Buckley o al Beck de "Sea change". Toda la sangre del corazón de Martyn brotó en ellos y sigue corriendo en otros muchos, y así continuará inagotable.
El hombre del traje negro pudo callar la hermosa voz de Martyn, tras ponerle al límite en tantas ocasiones, pero ahí están sus canciones.
Un legado inolvidable e imborrable en bendecida melancolía.
Actuación de Martyn en 1978, interpretando "Bless the weather" en el Collegiate Theatre de Londres.
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