La Oreja de Van Gogh - A la izquierda está el pasado

Cuando apareció la noticia de que La Oreja de Van Gogh había grabado un disco de éxitos reinterpretados por Leire Martínez, la nueva vocalista de la banda, la mayoría fruncimos el ceño y rechazamos automáticamente la idea.

Lo primero que pensamos era que el grupo estaba intentando borrar definitivamente la huella de Amaia Montero, porque al regrabar sus éxitos antiguos modificaban su pasado y quizás se sentieran mejor consigo mismos, más capaces de continuar con Leire y más libres de Amaia.

Siguiendo la tradición de nombrar a sus publicaciones con títulos suntuosos ("Lo que te conté mientras te hacías la dormida", "A las 5 en el Astoria"...), tomaron prestada una referencia de un verso de Lorca ("Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo") y aunque bien podía haber apuntado a la derecha, la casa de La Oreja mira a la izquierda del tiempo, donde han querido situar el tiempo pasado.



"Nuestra casa a la izquierda del tiempo" nació hace más de lo que parece, porque ya con Montero, la banda tenía en mente transformar algunas de sus grandes canciones utilizando principalmente una orquesta sinfónica. Ese era el concepto primario, aunque no se ha ajustado al cien por cien en el resultado que han acabado ofreciendo.

Quizás hubiera quedado algo pomposo escuchar "Muñeca de trapo" o "20 de Enero" sólo con una orquesta y es llamativo observar que "Rosas" si se ha ajustado completamente a este planteamiento, pero no como podríamos imaginar. Esta readapactación, este desempolvamiento tiene una orquesta como base, pero la banda está ahí, y otros arreglos que ayudan a que las canciones ganen puntos, con reinterpretaciones en las que Leire ofrece su toque personal.

Los temas pop concebidos como fueron en su día siempre estarán ahí, pero después de escuchar este disco, vemos más que justificada su publicación, porque como si se tratara de un disco de remixes, todas las canciones ofrecen variantes interesantes que hacen que las canciones no suenen ni mejor ni peor, sino diferentes. Suenan frescas y actualizadas, tienen algo que las originales habían perdido. Como proyecto al final acaba convenciendo.

"Cuéntame al oído" suena más melancólica que nunca, "Rosas" parece sacada de un cuento infantil, "La playa" se presenta intimista, "20 de Enero" a piano parece acertada, "Deseos de cosas imposibles" invita a escucharla en la soledad de tu dormitorio... Lo difícil es evitar la ostentación y los donostiarras no han tenido tanto acierto en algunos cortes: "Puedes contar conmigo", "El último vals" o "Muñeca de trapo" parece que han sido retocadas para representar a España en Eurovisión y "Jueves" suena casi exactamente igual que como lo hacía originalmente, no entiendo su inclusión en el disco cuando el resultado no varía apenas.

Aunque en muchos temas nos imaginemos a Luis Cobos agitando melena, dirigiendo la orquesta y haciendo arreglos como loco, son aquellos más desnudos, sin apenas maquillaje o más logrados (la orquesta en "Rosas" está fabulosa) en los que el disco gana adeptos y es digno de loa.

Y hablando de loa, como tema inédito se incluye una nana en euskera interpretada a capella por Leire, "Loa Loa". Qué podemos decir, pues nada, que ahí está, que ni quita ni pone, ni destaca ni la fastidia.

Valoración: 6.5