Qué enfadadado estuvo David Gray cuando su "Greatest hits" no consiguió entrar en el Top 10 de los discos más vendidos en el Reino Unido. En cierta manera, es comprensible su mosqueo. El reconocimiento de una carrera se ve culminado con un grandes éxitos y si ese disco no vende como se esperaba uno se debe sentir realmente frustrado.
Pero David no es un hombre que se duerma en sus propios laureles y tire de carrete sin más. Con "Draw the line" ha demostrado de lo que es capaz y si está ahí después de tantos años no es pura casualidad. Es más, ha mejorado como escritor indudablemente y sus canciones rebosan una autenticidad inusual en él.
Su noveno disco no marca un antes y un después, al menos en lo que podemos escuchar a simple vista. Ha sido un trabajo más complicado y elaborado ya que David ha corrido con todos los gastos de la grabación, se ha encargado de la producción y ha cambiado de discográfica. Ha apostado fuerte por una obra en la que creía a ciegas. Y con razón. Yo también lo hubiera hecho.
No esperemos otro himno como "Babylon" ni una rústica "This year's love". Hace tiempo que David juega con otros juguetes. En cambio, tenemos una soberbia y colosal "Full steam", a dúo con Annie Lennox (que será el segundo single) o una sosegada "Transformation" que te lleva a un estado de paz total. Y qué podemos decir de la estupenda "Fugitive", el primer sencillo. Cuesta atrapar al fugitivo pero una vez que lo consigues no quieres soltarlo.
Como compositor David Gray mantiene su sello, y como bien decían los de la revista Q, con "Draw the line" no aspirará a llegar a nuevo público, pero al que tiene lo mantendrá muy contento. Es difícil sobrellevar un disco enorme como "White ladder", alabado por la crítica, y tropezar con una irregular continuación como fue "A new day at midnight". Gray tuvo la gallardía de reconciliarse con sus seguidores en "Life in slow motion", el que es probable su disco más completo, más que del que hablamos aquí.
Varios años después continúa con la línea trazada sin salirse de lo impuesto por sí mismo, que es lo que mejor sabe hacer. Y si en tu estilo eres bueno, ¿por qué cambiar?. Aquí no tenemos una mala imitación de si mismo como ha hecho Mika en su segundo intento, aquí tenemos un puñado de canciones que se suman a una impecable lista de inspiradas composiciones que vienen de un hombre que es consciente del mundo que le rodea, que analiza sus sentimientos y sobre todo, sabe ponerle nombre y apellidos a todo lo que se le pasa por la cabeza.
"Nemesis" es tan relajada como delicada, "Stella the artist" vocalmente es impresionante y la joya del disco, "First chance", te enamora como un adolescente se enamora de su ídolo.
David Gray sigue agitando su cuello frenéticamente aquí, y bien que se lo agradecemos todos.
Lo mejor: First chance, Fugitive, Full Steam
Lo peor: Jackdaw
Valoración: 8.5/10
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