Ben Ottewell me persigue

"Shapes & shadows", el disco de Ben Ottewell en solitario, fuera de Gomez, me tiene atrapado de mala manera.

Hay veces que agradezco que sólo sean nueve canciones porque me deja el cuerpo exhausto y otras que le maldigo por dejarme con ganas de más.

Ahora que estoy en esa fase de fijarme en lo que dice, en cómo lo dice, en lo que suena más allá de la melodía, no puedo más que sentirme atrapado en la red que ha estado hilando con estas canciones aparentemente sencillas pero que esconden más sustancia, a todos los níveles, de lo que me imaginaba.

Como alumno aventajado de David Gray no tiene precio, en muchos aspectos (sobre todo en lo críptico de sus textos) nos hace pensar en el autor de "Babylon". Hay mucho más, su timbre a ratos apagado y que cuando menos te lo esperas se enciende y se propaga en todas direcciones, como buen ejemplo este "Chose", sus suaves incursiones al piano y sus guitarras cándidas, refuerzan esta comparación.

"Chose" de primeras me parecía un robado de Gray, pero las cuerdas que Ottewell ha sabido introducir le ponen más cerca del "americana" de The Felice Brothers que de Gray. Son cuerdas que soplan como vendavales, que se elevan en el cielo y que encumbran las canciones hasta alcanzar el nirvana.

Ben demuestra que si quiere, se puede desgañitar, que puede comenzar como un cordero para luego sacarse las entrañas del lobo. Es una maravillosa pieza que en su brevedad nos hace imaginarnos mil escenas. Me hace querer perseguirlo hasta que las fuerzas aguanten y mi aliento sólo me permita pronunciar: "Bring it back".