Publicado en General el 24 de Octubre, 2005, 9:41 por musicinmouth
El sueño que tuve el día 24/10/05
Íbamos a tomar café como todos los días sobre las 11:00 de la mañana. Recuerdo que estaba Virginia y dos personas más que no puedo identificar. Llamamos al ascensor para bajar de la cafetería (por lo que deduzco que volvíamos de tomar café) y nos montamos. Realmente sólo hay dos pisos, pero recuerdo que en el sueño teníamos que bajar unos cinco pisos.
Empezamos a bajar y nos ponemos a charlar, tan ensimismadamente que no nos damos cuenta que estamos bajando más de la cuenta. El luminoso del ascensor está haciendo una cuenta atrás muy rara, -1,
-2, -3, -4 y así sucesivamente. Comentamos entre risas para quitar gravedad al asunto que a qué tecla le has dado para que baje tanto, si a la P de planta cero, si a 0... Obviamente no nos habíamos equivocado y aunque así fuera, más allá del 0 no llegaríamos.
Nos miramos sorprendidos porque estamos notando que sigue bajando, no es cosa del marcador, vemos que efectivamente el ascensor sigue bajando.
El contador continúa, -19,-20, un efecto muy extraño nos invade a todos. Pedimos ayuda por el interfono incorporado en el ascensor, nos atiende una voz.
Explicamos lo sucedido y nos preguntan qué ascensor hemos cogido, contestando que el situado más a la derecha. Nos cuenta que ese ascensor está averiado, hay un cartel en el interior que lo dice.
Observamos alrededor que hay un cartel azul que no llama en absoluto la atención y que dice que no se utilice este ascensor por fallos aleatorios.
Le decimos a la voz que el problema es que estamos bajando interminablemente y que no parece parar, notamos que en esos momentos el ascensor se detiene.
El marcador luminoso señala el piso –30. ¿Dónde diablos estaremos?
Las puertas automáticas se abren, estamos realmente acojonados ante lo que nos podamos encontrar.
Estamos en una especie de cueva muy amplia con techos altos de los que cuelgan estalactitas y en el suelo algunas estalagmitas, son relativamente pequeñas de sólo algunos pocos miles de años. Hay mucha humedad y el aire es pesado pero muy puro. Observamos al fondo un haz de luz muy intenso, pasando la cueva y detrás de un saliente de la pared situada a la izquierda.
No sabemos qué hacer, empezamos a respirar agitadamente. Sabemos que a esas profundidades la presión es inaguantable, pero notamos que respiramos bien, lo que nos pasa es que la ansiedad se está haciendo con nosotros. Nos tranquilizamos, comentamos el hecho de bajar del ascensor y ver lo que podemos encontrarnos, intentamos subir de nuevo en el ascensor pero la tecla del piso marcado no funciona, el ascensor no responde. Pulsamos sobre el 1 y el asqueroso artefacto no se inmuta.
Al final decido bajar a pesar de la insistencia de mis compañero a que no baje. La gruta no parece tener nada extraño a las ya visitadas. Mis dos compañeros no reconocidos se animan también y dan una vuelta, la única que queda es Virginia que está mareada y a punto de desmayarse.
Alucinados con el panorama, mis dos compañeros corretean alrededor de las formaciones rocosas, observo sus dos siluetas correr entre las luces y sombras hasta que veo que ahora son tres siluetas las que corren detrás. Doy un grito de espanto y se acercan a mí preguntando qué pasa. La tercera silueta hace su aparición tranquilamente. Se trata de Sergio, un amigo de la infancia que hace años no veo. Le pregunto qué hace allí, me mira con asombro y me pide que le siga. Nos vamos hacia la luz que se veía al final en un lateral. En silencio caminamos y empiezan a tomar forma filas de estanterías y mostradores simulando un supermercado con sus correspondientes vendedores y cajeros.
Sin mediar palabra, Sergio me pide que observe y que pregunte sólo lo necesario. Los artículos expuestos no tienen precio marcado, Sergio me aclara que todo es gratis que puedo coger lo que quiera pero teniendo en cuenta que se quedará registrado en mi cuenta personal y que he de ser consecuente con mi supervivencia y la del resto de los refugiados. Absorto me quedo mirándole, no sé de qué me está hablando.
Me explica que esto es una especie de búnker, recóndito, el más profundo creado por el gobierno para salvaguardar a las personas más importantes del país y protegerlos contra un posible ataque al país o estallido de alguna bomba nuclear o una epidemia apocalíptica. Espacio conocido por unas pocas personas que se pueden contar con los dedos de una mano y totalmente habilitado para sobrevivir una buena temporada, acondicionado con un sistema específico de ventilación que asegura un aire limpio y continuo.
Sigo sin entender qué pintamos allí, nosotros no somos altos cargos ni personas representativas. Sergio nos comenta que a veces el ascensor que es el acceso a esta fabulosa caverna, se avería y la clave que tienes que apretar para poder bajar hasta este lugar, se deshabilita, dejándote paso simplemente con dar al botón de bajar. Me parece completamente de broma todo, menuda seguridad la del estado.
Centrándome en el entorno de nuevo, vuelvo a ese improvisado supermercado. No entiendo qué hace aquí la gente, estos dependientes que te atienden si es todo gratis... Sergio me aclara la duda, ellos están ahí para ayudarte con cualquier duda que te surja, no intentan vender nada, sólo te ayudan.
Tú luego coges los artículos que te hagan falta y se van apuntando en una base de datos específica con todos los datos de cada refugiado, después se hace un cómputo con el resto y se observan las necesidades de cada uno así como su fundamento.
Camino por los pasillos, puedo coger lo que me dé la gana, hay incluso compact disc con las últimas novedades los cuales puedo disponer si me viene en gana. Yo sólo quiero salir de aquí.
Los bollos están recién hechos, los productos en fecha actual. Deben estar suministrando este centro todos los días. Me pregunto por qué Sergio decidió quedarse aquí, según parece, descubrió este sitio por error un día que estaba jugando con los botones del ascensor y dio por casualidad en este sitio.
Después de comprobar de lo que iba el tema, decidió quedarse en este lugar y ser de utilidad en la mejor manera posible.
En este momento, el despertador sonó y me fastidió el sueño. Estaba medio alucinado, menuda película se puede sacar con este tema.
Espero que os haya gustado.
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