viernes, 19 de septiembre de 2008

Madonna – Ni siquiera el diablo la reconocería



Los asistentes al concierto de Sevilla en el Estadio Olímpico, les guste o no Madonna, difícilmente podrán olvidar un concierto así, porque la reina de pop ha sabido mantener el listón de calidad y espectáculo que ya nos había entregado en sus tres últimas giras.
La diferencia era que habían pasado muchos años que Madonna no pasaba por España, que era su primera incursión en Sevilla y Valencia y gran parte de los espectadores, en donde yo me incluyo, era nuestra primera toma de contacto con Madonna en concierto, a pesar de haber sido seguidor suyo desde que me acuerdo.

Sólo apunto una nota: es completamente imposible no quedar prendado de este concierto.
Un show de tan magnánimas condiciones, con esos destellos de luces, una escenografía apabullante donde los videos juegan tan importante papel, una Madonna que se entrega y baila como una adolescente en coreografías renovadas, cada representación visual que ofrecía cada corte del concierto, siempre diferentes entre sí, las recreaciones de sus antiguos éxitos reconvertidos a veces con acierto y otras con desatino, los efectos escénicos en donde se aparecían espectaculares coches de época, pantallas ambulantes, una de las cuales nos dejó alucinados en donde Madonna se quedaba en su interior y se veían las proyecciones con ella dentro cantando... tantos y tantos detalles que conforman un concierto increíble, algo que en el panorama actual y casi decir que nadie jamás, se ha atrevido a realizar, porque sólo Madonna es capaz de ofrecer semejante espectáculo.


Parca en palabras


Puede ser que la Ciccone no haya interactuado en demasía con el público (todos recordábamos con añoranza su incursión en el Vicente Calderón, Madrid, cuando soltaba tacos e intimaba entre botellas de agua, sin olvidar el detalle de vestir la camiseta del Atlético de Madrid).
Se ha mostrado sobria en los dos primeros cortes y hasta que no se ha lanzado con sus éxitos no ha hecho una mención a Sevilla, pero nadie se puede quejar al respecto porque es parte de su show y así lo ha demostrado en sus giras, no hay más que ver en el DVD de Confessions que allí hacía lo mismo. No hay que tomarlo como una deferencia.
Al menos en algún momento quiso que el público participara, hizo guiños a los espectadores de primera fila y soltó algún “Puta” cuando preguntó un “Te gusta??” durante su flamencada en “Spanish lesson”.

Su peor disco en concierto

Hasta los flojos temas de “Hard candy” quedan engrandecidos en vivo. Resaltar el estúpido “Spanish lesson” que en directo está acompañado de unas recreaciones visuales de sombras de mujeres bailando flamenco en primeros planos de mantones, manos y cabelleras agitándose al viento que a mí me dejaron fascinado. Todos esperábamos que Madonna hiciera un corrillo a lo Isla Bonita en Drowned World y se pusiera a dar palmas, y no defraudó porque así lo hizo y los bailarines caracterizados de monjes que habían salido escrupulosamente vestidos de negro en la anterior canción, se quitaron el traje para mostrar cada uno un amalgama de colores que daba alegría y calor a la interpretación de “Yo soy loco means you drive me crazy”.
Otros temas mejorados en concierto fue el solidario “Miles away” con la gente dando palmas al son que marcaba la reina o el alucinante “Devil wouldn’t recognise you” donde salía ataviada con un hábito y un maravilloso piano se alzaba desde la plataforma de delante. “The beat goes on” y “Candy shop” cumplieron el papel de caldear el ambiente y a “Heartbeat” le acompañaron de las mejores representaciones visuales del concierto. Otro álgido punto fue su “She’s not me” donde como muchos ya sabrán, los videos exponen imágenes de Madonna en todas sus épocas y sus bailarines salen cómicamente disfrazados con alguno de sus modelitos épicos, mientras ella les zarandea y les quita los complementos y se pone alguna peluca. El subidón final de esa canción hizo que todo el estadio votara y soltara adrenalina. Inolvidable.

La colección inmaculada

Los éxitos han dejado satisfacción por partes desiguales entre los que allí nos encontrábamos. Muchos extrañaban un “Frozen” o un “Sorry” y otros veían innecesarios la versiones rockeras de “Borderline” (que guardadita en el baúl lleno de polvo estaba tan ricamente) o “Hung up”. Y es que Madonna no sale de dos acordes y aburre cuando quiere imitar a Sheryl Crow, la gente quiere espectáculo y aunque como distorsión no está mal, en demasía acaba saturando. Como bien decía alguien por ahí, no hemos venido a ver a Aerosmith.
Pero acertó en ofrecernos una sentida interpretación de “You must love me”, donde la rubia parecía dedicarnos casi en lágrimas cada “Debéis quererme” que decía, pues miraba complacida al público con tiernos ojos y sonrisa paternal. Confundió dos frases del tema pero supo salir airosa. Ese fue el momento “rumano” de la noche.
Cuando sonaba “La isla bonita” todos los españoles que allí nos encontrábamos estábamos fuera de nuestras casillas, esperando esos minutos como agua de Mayo, ese momento hispano en el que Madonna nos entregaría ese alma latina de la que siempre ha alardeado. Y así fue, mezclando una canción popular rumana (“Doli Doli” creo que se llamaba) con esa isla bonita fue enhebrando un pequeño corrillo con bailarina rumanas agitándose y contoneándose sinuosamente, ese gitano entrado en años con sombrero de ala ancha tocando el violín deliciosamente y esos guitarristas que conformaban esa familia gitana que sonreían sin parar y se entregaban al elenco. Madonna quiso sentirse una más y sentada daba palmas animando a las bailarinas mientras el “Doli doli” sonaba. Creo que ése fue el momento en el que más disfrutamos muchos. Después del silencio, el violín anunciaba “You must love me” y la confirmación llegaba con las imágenes de Evita. Sublime.

Así, la ambición rubia nos ofrecía un revitalizado “Into the groove” donde no paraba de saltar a la comba, un “Human nature” donde Britney aparecía atrapada en un ascensor y los “I’m not your bitch don’t put your shit on me” de la letra original se mezclaban con los “Is Britney bitch” que ha popularizado la americana. Un quizás algo desacertado mix de “Vogue” que todos bailamos recordando la conocida coreografía, un urbano “Music” donde los bailarines salían y entraban de un vagón de metro...

El cansancio pudo con ella

Sólo queda la “decepcionante” parte final. Lo que muchos no sabían (o no se creían) y luego les hizo llevarse las manos a la cabeza, era que Madonna iba a hacer playback en el 90% del concierto, como ya ha hecho en las últimas giras. En las canciones que se atrevía a cantar, “You must love me” o “”Devil...”, en actuaciones más calmadas, su voz sonaba aceptable pero en otras en los que me imagino que no había manera posible de que eso tan horrible que sonara fuera playback, como en “Ray of light”, sinceramente, destrozó la canción. Muchos no reconocíamos incluso el tema hasta bien avanzado, porque su voz sonaba penosa. Menos mal que los juegos de luces, los destellos que salían por todo el estadio compensaban su mala voz.

La última parte nos dejó algo fríos. Una esperada “Like a prayer” sonó pachanguera, más cercana casi de la versión que hicieron MadHouse que de la suya propia y después ese impropio “Hung up” con guitarra que no había por donde cogerle el punto, otro “4 minutes” como el que habíamos visto por televisión cuando presentó el show y un malo final para “Give it 2 me”, usando una base techno ralladísima que volvía la canción fría e incómoda y aunque la alargara hasta decir basta y ofreciera el micrófono para los bises, no consiguió que la maestra rematara la faena.

Así que nos tuvimos que quedar con el gran sabor de boca que nos dejaron momentos como “Devil...”, “La isla bonita”, “You must love me” o “She’s not me”.
Obviamente, Madonna no volvió a salir a escena ni se despidió, pero era lo que nos esperábamos.


Demasiado delgada


Una Madonna que aparecía en escena excesivamente delgada, con la cara escuálida, una mandíbula muy pronunciada, la piel colgadera de brazos y piernas realmente repugnante y sin curva alguna. Esa sensual Madonna que se agitaba en la cama hace años con su famoso sujetador y su rollo Marilyn al son de “Like a virgin” parece que ha dado paso a una esquelética cincuentona que resulta cómica ataviada en unos shorts rojo que arrojó al aire para enloquecimiento de masas.

Un gran concierto, una experiencia inolvidable y una última observación:
Al rey lo que es del rey, o mejor dicho la reina. Con 50 años que esta mujer se siga moviendo así, que baile enloquecidamente y que pueda llevar ese ritmo durante dos horas sin parar, es digno de loa y aplauso. Ni el diablo la reconocería.

Dejo un video que grabé de la interpretación de "You must love me". El momento que más me gustó de la noche:

4 comentarios:

Justo dijo...

¡Enhorabuena por esta crónica tan detallada!
Y se valora el esfuerzo de que, a pesar de estar exultante, hayas señalado los puntos débiles -¡me ha sorprendido eso de que tenga tan mal la voz! yo ni siquiera sabía que había tanto play back en el show.

Me alegro de veras de que lo pasaras tan bien, y de que ella haga disfrutar así: ¡es un concierto histórico!

Pero sigo pensando que el repertorio está -muy- mal elegido.

Ernesto dijo...

Buena crítica, pero no estoy de acuerdo contigo en lo de la parte final. Fue la que más me gustó. Menudo subidón. Lo que está claro es que "Madonnas" para todos los gustos. En cuanto a lo del guitarreo, es normal, no pretenderás que la vieja se tire dos horas de espectáculo saltando a la comba. jajaja Un saludo desde Málaga.

archer dijo...

Efectivamente, hay Madonnas para todo el gusto.
La Madonna guitarrera "mola" en pequeñas dosis y cuando hay que hacerlo, sinceramente, una versión rockera de "Borderline" me parece innecesario, pero por ejemplo, cantar con la guitarra "Secret" como hace años, era lo más normal.

La parte final se desinfló como ella, que parecía agotada, sobre todo después del "Ray of light". Acabar con "She's not me" casi era mejor que con "Give it 2 me", viendo el efecto que le mete al final de la canción.
Es cuestión de opiniones y todas son bienvenidas.

Gracias por postear!!

Ernesto dijo...

Gracias a ti por el blog. Me parece buenísimo. Por cierto, he tenido la desvergüenza de copiarte la foto para mi blog y el título para mi blog. Espero que no te importe, si quieres te cito. Un saludo.

Muere Marie Fredriksson, cantante de Roxette, a los 61 años

Desolados estamos ante la pérdida de Marie Fredriksson, cantante de Roxette. Según informan medios suecos y confirmado por su familia, l...