La noticia del día, sin duda alguna, es la salida del armario del cantante portorriqueño Ricky Martin. Ahora llegarán los modernos y guays diciendo que menuda noticia que un cantante confiese ser gay, pobres ignorantes. Hoy por hoy, y a pesar de todo lo que se ha avanzado, estos acontecimientos todavía ocupan titulares y se hace eco de ello en todos los medios porque hoy por hoy, sigue siendo noticia, algo inusual.
Hay muchos tabús que superar y la normalización absoluta todavía es utópica, más para un cantante que ha movido un sector femenino considerable como el guaperas Ricky Martin.
Como bien dice él mismo, gente allegada le aconsejaba no decir nada, que lo único que iba a conseguir era perder todo por lo que había trabajado y por eso decidió seguir adelante, en su silencio.
Aunque la confesión pilla a Ricky en horas bajas de éxito, seguramente su popularidad no se verá mermada un ápice, es más, hay una extraña devoción hacia artistas de declarada inclinación homosexual o con aparente ambigüedad, y esto ocurre desde varias décadas atrás.
Gente como David Bowie, Freddie Mercury, Mick Jagger o Elton John han provocado reacciones de todo tipo pero rara vez de rechazo porque sean así o asá. Hacía mucho tiempo que no teníamos un "outing" en condiciones (el último, en otro orden de popularidad, el del cantante de Vampire Weekend) y la valentía de Ricky Martin debería servir de ejemplo para que otros muchos que por ahí pululan y de los que sabemos a ciencia cierta de qué pie cojean, se atrevan a llamar a las cosas por su nombre. Parece que en vez de avanzar con nuestras mentes clasistas y tradicionales, continuar una evolución, estamos construyendo una sociedad cada vez más conservadora donde el que se salte las normas establecidas sea apuntado con el dedo y marginado inquisitoriamente.
Sea por miedo, por cobardía, por no querer decepcionar a tus seguidores, nada de esto es defendible ante el hecho de engañar a un público que sospecha y que conoce. Porque dicen que no hay que vender tu vida privada, estamos de acuerdo, pero gente como Alejandro Sanz o Miguel Bosé ha estado jugando a la doble cara cuando les ha interesado. Ahora no quieren vender su intimidad y dicen ofendidos que a nadie le interesa si les gusta la carne o el pescado, podría ser, pero tampoco hay que engañar a las personas defendiendo una pose que no es.
Ahora mismo, Ricky Martin se merece todo el respeto del mundo y mucho más, por su acto heroico y valiente. Y encima publicándolo en su página web oficial. Con dos huevos.
Leyendo su comunicado, omitiremos sus analogías hacia seres de luz que son sus dos hijos adoptados o sentirse bendecido por ser homosexual, por ser como es, en lo que parece una confesión con un rollo de tríptico de caquetesis que da un poco de repelús. Ricky ha querido ser honesto con el mundo y sobre todo, con sus fans, porque no hay que olvidar que ha sido un producto mediático de grandes dimensiones allá por los 90 y su música sobre todo iba dirigida a un sector femenino. De Ricky se ha explotado una imagen sexy y provocativa que volvía locas a las quinceañeras de aquella época, que soñaban con él y le idolatraban. Todo hubiera sido muy diferente si desde el principio se hubiera sabido que es gay, eso lo sabe el numeroso equipo de marketing que le llevaba. Esas canciones dirigidas a mujeres, "She bangs", "Maria", Livin' la vida loca", ahora sonarán algo ridículas en su boca, pero un cantante también es un actor, al que se le ponen palabras que puede no compartir.
Ha dado un pasito palante contando la verdad que muchos ya sabíamos porque la rumorología con él se había cebado. Un punto a su favor. Los homosexuales hemos de aceptar nuestra naturaleza sin ningún tipo de condición y dejar de tener ese estúpido miedo al rechazo que muchas veces nos condiciona a quedarnos en nuestro agujero.
Quien quiera estar a tu lado ahí va a estar, te guste lo que te guste. Hay que ser franco y leal, empezando por nosotros mismos. Eso sin mencionar, como en el caso de Ricky, que todo el mundo se lo imaginaba, que muchas veces es decir un secreto a voces, pero para esas personas que tienen miedo de disgustar a amigos o familiares, aún sabiendo que ellos ya lo intuyen, aceptad vuestra naturaleza y te sentirás liberado.
Con la verdad por delante, con honestidad y valentía.
Muy bien, Ricky, gracias por pensar en mí.