A estas alturas no nos tiene que sorprender que un disco que se pone a la venta el 19 de Abril se filtre más de un mes antes en la red.
Eso ha pasado con "Swim", la vuelta de Daniel Victor Snaith, más conocido como Caribou.
El músico canadiense (lo de los canadienses debe ser una epidemia) regresa al panorama este 2010 con un disco que ofrece otra cara más de lo que demuestra ser con cada obra.
Digo esto porque no sé si los que, como yo, adorásteis ese "Andorra" de hace tres años como quien adora al Niño Jesús, váis a encontrar la misma gracia a este "Swim".
Si "Andorra" era orgánico, material para arrojar en bolsas azules, "Swim" es de papel y cartón, elaborado con las máquinas más preparadas y modernas. Iría al contenedor amarillo.
Todo ese aura pop a lo Beach Boys enconsertada en instrumentaciones incoherentes pero absorbentes (para haceros una idea, como puede sonar Animal Collective), se ha marchado de la sala para dar paso a programaciones desprovistas de ese punto entre lo terrenal y lo etéreo que notábamos en "Andorra".
Ya no hay flautas, cuerdas o percusiones y si aparecen, sólo es durante breves intervalos de segundos. El ordenador toma el protagonismo y sus infinitas posibilidades, convirtiendo las aguas de Caribou algo más complicadas para nadar en ellas.
La esencia a veces está ahí, como en "Leave house" o "Kaili" (¿estará dedicada a la cantante "Kaili" Minogue?), pero el single que desde hace días se puede descargar en su web no engaña a nadie. "Odessa" es en lo que nos vamos a tropezar, dándonos de bruces para los que queríamos encontrarnos otro icono al que adorar.
Pero claro, estamos hablando de un músico que siempre ha nadado en el mar de la electrónica, así que por qué íbamos a sentirnos extrañados ante un trabajo como "Swim". Por lo que parece, cuando se puso a escarbar en la tierra con "Andorra" fue algo excepcional, no hay que tomárselo a cuenta.
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