Que Sinead O'Connor se divorciara cinco minutos después de dar el "si quiero" o que haya insinuado que no le importaría aparecer desnuda en una revista (que el señor nos arranque los ojos antes de verla en semejante guisa) ha acaparado más titulares que la publicación de su nuevo disco, "How about I be me (and you be you)".
Hace tiempo que la irlandesa parece haber perdido el norte, y lo que menos interesa ahora es que siga haciendo algo, musicalmente hablando. Es lo que pasa si tus declaraciones siempre han levantado ampollas, que todo lo demás, como profesional, queda relegado a un segundo plano. Más cuando has estado dispersa haciendo discos de reggae o espirituales.
Que publique un disco convencional es lo que menos esperábamos de Sinead. Hay que remontarse muchos años atrás para encontrarse en esta situación y a ella ya debe preocuparle poco que venda o no. Ha hecho siempre lo que le ha salido del parrús y no hay declaración suya en que no revele ese lado rebelde y consentido que tiene.
Lo que pasa es que el público no es indulgente, y menos con alguien que se atrevió a romper una foto del Papa en televisión. Tienen ganas de echarla a los perros.
De su nuevo trabajo destaco su cover del tema de John Grant, "Queen of Denmark", y tras ver las últimas fotos que le han hecho a la irlandesa, que le falta el cartón de vino y recostarse en cartones, no nos choca nada escucharla entonar cosas como "I wanted to change the world. But I could not even change my underwear."
Eso sí, me quedo con la original, esta canción suena forzada, complaciente y demasiado poppy. Leona Lewis no lo hubiera hecho mejor.
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