Presentaciones como la del último disco de Cherry Ghost son las que me enojan, las que me hacen reflexionar sobre si comprarme un disco o no, si merecerá la pena el diseño del disco, si me aportará más información que la música que lo acompaña. Porque no nos engañemos, cuando uno compra un disco, aparte de valorar el cd, la música, la calidad y todo eso, uno espera un acompañamiento digno de los 10 o 15 euros que te gastas, pues para eso me descargo el cd en cualquiera de los millones de enlaces que se esparcen por Internet y me ahorro "la plata".
Comprar un cd con ilusión, pensando no ya que te vayas a encontrar las letras de las canciones, sino una decente colección de fotos o las impresiones del autor, es algo que nos pasa a todos, y es frustrante ver que cuando lo tienes en tus manos no es más que un cartón con la misma información que te proporciona la Wikipedia y el cd pelao, sin más. No hay ni un fino libreto con dos apuntes, siquiera unas fotos que no conozca el que haya visto la portada. Minimalista al 100%, y cutre.
El cd, que ya conocía bastante bien, pero que esperaba que si lo escuchaba con más información, atento a las letras que no me apetece buscar por la red ni en su página web, me sigue pareciendo formidable, aunque sinceramente, si llego a saber lo que me voy a encontrar, no me lo compro original.
Y eso me quita las ganas de seguir comprando más música original, porque en ese beneficio de ahorrar en el pack que se adjunta está mi decepción como consumidor.
Por esa razón me gusta profundizar en las entrañas del Google para saber si los booklet de los cds realmente merecen la pena cada euro pagado de más, porque como pude leer en un libro recientemente, cuando algo lo puedes conseguir gratis, cualquier precio por lo mismo te parece caro.
¿No quieren que la gente se anime a comprar más música? Pues así no lo van a conseguir.
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