A alguien como a Chris de Burgh, con una carrera a sus espaldas de más de 30 años, publicar discos debe ser algo rutinario, y fuera de las presiones y señalamientos con el dedo que podría tener en una gran discográfica o tras un éxito homogéneo, decide sacar un disco, primeramente para agradarse a sí mismo y desclavarse alguna de las espinas que le asolan desde años atrás.
Entonces edita "The road to freedom" en el 2004, un pequeño gran disco, que al margen de sus numerosos hermanos mayores, supone un disco de renovación, una banda sonora sin película pero llena de imágenes y referencias a muchos de los clásicos del cine histórico.
Es fácil dejarse llevar por la contundencia de temas como "The road to freedom" o "Read my name", por las muchas fuentes de las que bebe Chris para elaborar este evocador producto.
Raíces latinas en "What you mean to me", folk en "Songbird", orquestas magnánimas en "Snow is falling", sonidos celtas en la canción que da título al album y toques pop en "Five past dreams".
Comenzando con la hermosa "When winter comes", el instrumental que moldea el resto del album, el album #22 de Chris provoca reacciones de todo calado, pero no deja indiferente.
Sigue teniendo una voz galante y grande, sigue creando imágenes fílmicas con precisión y sentimiento, sabiendo atravesar capas para llegar hasta el alma y converge en varias direcciones, perdiendo el rumbo en contados momentos dado a lo mucho que pretende abarcar, más haciendo grandes los mejores tracks del disco y muy pequeños los más ligeros, creando diferencias separadas por abismos.
En el camino a la libertad, no debemos olvidar nombrar composiciones tan brillantes como "The journey" o "The words 'I love you'", que deberían haber formado directamente parte de los clásicos de esta década.
El hombre que cantaba a la mujer de rojo, ha encontrado otros objetivos, y bien si los ha alcanzado, ha sido para deleite de los pocos que nos hemos interesado por su obra y que gozamos en su universo, su universo particular, haciéndolo también nuestro, desconocido y particular, pasándonos el testigo de la unicidad y exclusividad.
Entonces edita "The road to freedom" en el 2004, un pequeño gran disco, que al margen de sus numerosos hermanos mayores, supone un disco de renovación, una banda sonora sin película pero llena de imágenes y referencias a muchos de los clásicos del cine histórico.
Es fácil dejarse llevar por la contundencia de temas como "The road to freedom" o "Read my name", por las muchas fuentes de las que bebe Chris para elaborar este evocador producto.
Raíces latinas en "What you mean to me", folk en "Songbird", orquestas magnánimas en "Snow is falling", sonidos celtas en la canción que da título al album y toques pop en "Five past dreams".
Comenzando con la hermosa "When winter comes", el instrumental que moldea el resto del album, el album #22 de Chris provoca reacciones de todo calado, pero no deja indiferente.
Sigue teniendo una voz galante y grande, sigue creando imágenes fílmicas con precisión y sentimiento, sabiendo atravesar capas para llegar hasta el alma y converge en varias direcciones, perdiendo el rumbo en contados momentos dado a lo mucho que pretende abarcar, más haciendo grandes los mejores tracks del disco y muy pequeños los más ligeros, creando diferencias separadas por abismos.
En el camino a la libertad, no debemos olvidar nombrar composiciones tan brillantes como "The journey" o "The words 'I love you'", que deberían haber formado directamente parte de los clásicos de esta década.
El hombre que cantaba a la mujer de rojo, ha encontrado otros objetivos, y bien si los ha alcanzado, ha sido para deleite de los pocos que nos hemos interesado por su obra y que gozamos en su universo, su universo particular, haciéndolo también nuestro, desconocido y particular, pasándonos el testigo de la unicidad y exclusividad.
9/10
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