Como bien dijo en una ocasión Chris Martin en Radio1, Travis es el grupo por el cual nacieron, no sólo Coldplay, sino casi todos los grupos salidos de la escena británica en los últimos diez años.
Discos como "The man who" o "The invisible band" han sido guía de tantos y tantos, que resulta abrumador.
Aunque en muchos casos, los alumnos han superado a los maestros, Travis siguen siendo unos genios modestos, como se puede comprobar en "The boy with no name", su último largo.
Tuve la suerte el viernes pasado de acudir casi por accidente al concierto que ofrecieron en Madrid, en la reducida Sala La Riviera.
Colgaron el cartel de agotadas las localidades, pero cierto es que en el último día.
En principio, un grupo de nombre tan hortera como "Bombones", grupo español que canta en inglés, iban a ser los teloneros, pero no salió nadie, y cuando digo nadie es nadie, ni los teloneros ni nadie dando explicaciones de por qué no salía nadie al escenario.
Estaba previsto que Travis apareciera a las 22:00, pero para calmar el mal rollo en el público, aparecieron quince minutos antes.
Al son de la canción de Rocky atravesaron todo el público hasta llegar al escenario, ataviados con batines de boxeador.
Y comenzaron a tocar "Selfish Jean", perfecto empuje para que el público se vaya caldeando, canción que engarzaron seguidamente con "Eyes wide open", los dos temas más potentes de este último disco, seguido por un tema de su primer disco y evidenciando que quisieron con "The boy with no name" en parte volver a ese sonido con el que se dieron a conocer.
Siguieron ofreciendo hits, "Writing to reach you", "Side", "Driftwood", "Love will come through"... interpretándolas tal y como suenan en el disco, con pocas variaciones, hecho este que me desagrada de los conciertos.
Me gusta que ofrezcan una estrutura desigual, un toque particular que como espectador seas privilegiado al ´poder disfrutar de una canción diferente.
Las únicas variaciones que se dignaron en presentar fue la versión en acústico de "Flowers in the window", con la banda haciendo un corrillo alrededor del micrófono, aparte de las covers de Britney Spears "Baby one more time" y la canción de cierre, "Back in black" de AC/DC.
"Closer", "Pipe dreams", "The Humpty Dumpty Love Song", "As you are", "Turn", "The beautiful ocupation", "All I wanna do is rock", "My eyes"... fueron poco a poco dejando paso a lo que todos consideran el máximo hit de Travis, la que todos estábamos esperando y que supuso el colofón del concierto, "Why does it always rain on me?", canción que por cierto, fue escrita en Madrid, según palabras de Fran Healy.
La corrección británica es difícil de evitar, y como prueba, a pesar de las innumerables sonrisas de Fran Healy al público o los guiños constantes de Andy, el guitarrista, eestuvieron muy comedidos en la entrega.
El público los mira embelesados y a no ser de los dos momentos, porque fueron dos, de insistencia de Fran para que la gente votara, hubo poca iniciativa por el público español, siendo espectador pero no partícipe.
Así que la frialdad del público sumada a la corrección británica nos dejó un concierto en el que no se coreó un bis, ni nada de nada, ni la banda se despidió, pero a nadie le parecía importarle, algo que a mí me dejó ofendidísimo.
Mención especial a Andy, el guitarrista, todo un personaje sobre el escenario. Parecía que se acabada de tomar diez tercios de cerveza y salió al escenario con otro más, constantemente parecía que iba a perder el equilibrio, pero no hizo más que sonreir, hacernos guiños y arrojarnos lengüetas de su guitarra.
Un concierto recomendable, pero sólo para fans.
Discos como "The man who" o "The invisible band" han sido guía de tantos y tantos, que resulta abrumador.
Aunque en muchos casos, los alumnos han superado a los maestros, Travis siguen siendo unos genios modestos, como se puede comprobar en "The boy with no name", su último largo.
Tuve la suerte el viernes pasado de acudir casi por accidente al concierto que ofrecieron en Madrid, en la reducida Sala La Riviera.
Colgaron el cartel de agotadas las localidades, pero cierto es que en el último día.
En principio, un grupo de nombre tan hortera como "Bombones", grupo español que canta en inglés, iban a ser los teloneros, pero no salió nadie, y cuando digo nadie es nadie, ni los teloneros ni nadie dando explicaciones de por qué no salía nadie al escenario.
Estaba previsto que Travis apareciera a las 22:00, pero para calmar el mal rollo en el público, aparecieron quince minutos antes.
Al son de la canción de Rocky atravesaron todo el público hasta llegar al escenario, ataviados con batines de boxeador.
Y comenzaron a tocar "Selfish Jean", perfecto empuje para que el público se vaya caldeando, canción que engarzaron seguidamente con "Eyes wide open", los dos temas más potentes de este último disco, seguido por un tema de su primer disco y evidenciando que quisieron con "The boy with no name" en parte volver a ese sonido con el que se dieron a conocer.
Siguieron ofreciendo hits, "Writing to reach you", "Side", "Driftwood", "Love will come through"... interpretándolas tal y como suenan en el disco, con pocas variaciones, hecho este que me desagrada de los conciertos.
Me gusta que ofrezcan una estrutura desigual, un toque particular que como espectador seas privilegiado al ´poder disfrutar de una canción diferente.
Las únicas variaciones que se dignaron en presentar fue la versión en acústico de "Flowers in the window", con la banda haciendo un corrillo alrededor del micrófono, aparte de las covers de Britney Spears "Baby one more time" y la canción de cierre, "Back in black" de AC/DC.
"Closer", "Pipe dreams", "The Humpty Dumpty Love Song", "As you are", "Turn", "The beautiful ocupation", "All I wanna do is rock", "My eyes"... fueron poco a poco dejando paso a lo que todos consideran el máximo hit de Travis, la que todos estábamos esperando y que supuso el colofón del concierto, "Why does it always rain on me?", canción que por cierto, fue escrita en Madrid, según palabras de Fran Healy.
La corrección británica es difícil de evitar, y como prueba, a pesar de las innumerables sonrisas de Fran Healy al público o los guiños constantes de Andy, el guitarrista, eestuvieron muy comedidos en la entrega.
El público los mira embelesados y a no ser de los dos momentos, porque fueron dos, de insistencia de Fran para que la gente votara, hubo poca iniciativa por el público español, siendo espectador pero no partícipe.
Así que la frialdad del público sumada a la corrección británica nos dejó un concierto en el que no se coreó un bis, ni nada de nada, ni la banda se despidió, pero a nadie le parecía importarle, algo que a mí me dejó ofendidísimo.
Mención especial a Andy, el guitarrista, todo un personaje sobre el escenario. Parecía que se acabada de tomar diez tercios de cerveza y salió al escenario con otro más, constantemente parecía que iba a perder el equilibrio, pero no hizo más que sonreir, hacernos guiños y arrojarnos lengüetas de su guitarra.
Un concierto recomendable, pero sólo para fans.
1 comentario:
Joder tío, qué envidia me has dado. El sábado estuvieron en Zaragoza y al final no fui a verles. Tenía compromisos familiares y me fui imposible acudir. Además, tocaban en un festival con Fangoria y mil grupos más, y estaba previsto que tocaran 1 hora cada grupo, con lo cual supongo que dejarían de tocar muchos de sus hits.
De todas formas, me fastidia bastante no haber ido. Tenía muchas ganas de escuchar en directo My eyes, side, sing, flowers in the window, why does it always rain on me, writting to reach you...es que no pararía de enumerarlas.
Además, aunque sean algo fríos como tú dices, yo he visto directos en youtube y da la sensación de ser muy auténticos, nada de estrellitas...
en fin otra vez será...
PD: El otro día hablábamos de los Bedingfield, pues justo por la tarde escuché en los40 el nuevo single de Natasha y me encantó, se llama Soulmate, dale una oportunidad que la canción mola...
ya dirás...
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