“Madame X” plantea una incógnita ya desde su título, y es
que el catorceavo disco de Madonna no es un disco más en su carrera, porque de
nuevo es ella la que impone las normas y marca tendencias, haciendo caso omiso
de las modas y emprendiendo otra vuelta de tuerca a una carrera llena de
vaivenes.
Es un trabajo de lenta digestión, que requiere varias
escuchas pues son muchos los matices que esconde. Cuando se publicó, saltaron
voces que pronto valoraron el disco negativamente, y realmente admiro a quienes
se creen con la capacidad suficiente para llegar a determinadas conclusiones
sobre un trabajo tan complejo como es “Madame X”.
A mí me ha costado despejar la incógnita, y todavía hoy, con
las escuchas, sigo hallando nuevos matices que me hacen apreciar más la calidad
de este trabajo, que de primeras me dejó indiferente, porque no encontraba
cohesión en sus temas, porque me parecía un batiburrillo de estilos, de flechas
lanzadas en todas las direcciones sin llegar a acertar de pleno.
No había temazos claros, singles que saltaran a la vista.
Las canciones más inmediatas, como podían ser “Crave” o “I rise” ya se habían publicado
semanas antes de que el disco saliera a la venta, y el resto se me hacía
extraño, la X se me antojaba indescifrable.
Veníamos de un álbum como “Rebel heart” en donde primaban
canciones más inmediatas y fáciles de consumir, y de nuevo, la Madonna más
ambigua, más ambiciosa, volvía a las andadas con un producto no apto para el
público impaciente del 2019.
Desde “Hard candy”, se ha dejado llevar por los productores
de moda, sumándose a unas tendencias que practicaban otras quizás con más
acierto que ella, y no ha sido hasta este “Madame X” que podemos afirmar que de
nuevo, se ha sacado de la manga un producto insólito que aunque bebe de innumerables
fuentes, consigue, sobre todo en sus temas más arriesgados (“Dark ballet”, “God
control”) que nos rindamos ante esa Madonna a la que le gustaba descubrir
sonidos nuevos y plasmarlos en sus grabaciones.
El problema es que no todo son aciertos, y suprimido el
factor hit, que no será porque lo haya intentado, porque “Crave” es una canción
que si la hubiera sacado Ariana Grande o Beyoncé, hubiera sido un éxito mundial, se torna muy complicado que Madonna vuelva a
las listas de éxitos que tan fea e inmerecidamente la han ninguneado en esta
era.
A pesar de estar ante la Madonna más generosa de los últimos
años, con nada más y nada menos que seis sencillos extraídos de su disco hasta
la fecha, y sus respectivos videoclips, con una estética impresionante,
una muy buena campaña de publicidad que incluyó la para muchos desastrosa
actuación en Eurovisión (toda publicidad, aunque sea negativa, viene bien), su
disco no ha cuajado en el público, por lo menos más allá del ámbito fanático, y
así se ha constatado en su desplome fulminante en los charts mundiales.
Puede que a Madonna a estas alturas no quiera tener en
consideración los resultados de las ventas, pero hemos de ser realistas cuando
pensamos que a todos los artistas este factor le resulta determinante, porque
supone aceptación, y quien diga lo contrario es que se quiere consolar en el
naufragio.
Yo que viví de pleno la era “Ray of light”, encuentro muchas
similitudes en ambas épocas. Estábamos ante una artista que rompía con todo lo
anterior para ofrecernos un producto nuevo. Con “Ray of light” me pasaba algo
muy parecido a “Madame X”, las canciones se me hacían extrañas, apáticas. Todavía recuerdo mi cara de estupor cuando escuché por primera vez "Drowned world".
No
fue hasta que le dí varias oportunidades, escudándome en los pocos ganchos que
encontraba, que aprendí a apreciar en su conjunto el trabajo y a querer de
nuevo a una Madonna que parecía desesperada en sus reinvenciones para atraer al
público.
Con aquel disco, de la mano de William Orbit, lo consiguió,
un espectacular primer single como “Frozen” la devolvió al pódium y marcó un
punto y aparte en su carrera.
Eran otros tiempos, y ahora el reloj ha jugado en
su contra. Puede ser que sea demasiado mayor para ser un icono pop, que yo
personalmente no lo entiendo así, pero parece ser que tanto apelativo
despectivo hacia “la vieja” haga que muchos lo crean, o puede ser que tanto
trabajo menor que precede a este disco, como el fallido “MDNA” o el poco
ambicioso “Rebel Heart” hayan causado mella en su público, pero lo cierto es
que “Madame X” se merecía mejor suerte porque estamos ante uno de los trabajos
más elaborados y fructíferos de la diva.
No se merece ninguno de los reproches que le han llegado. Ni
por su edad, huelga decir una obviedad como que todos nos hacemos viejos, ni
por su falta de osadía.
A mí me duele en el alma leer tanto calificativo insultante
hacia su persona, como que se debería retirar o que está muy mayor para lo que
hace. No somos nadie para decirle a una artista cuándo debe detenerse, ella
todavía considera que tiene muchas cosas que decir y material que entregarnos,
y mientras haya una sola persona en el mundo que quiera escuchar lo que tienes
que decir, no debe rendirse.
Preferiría, pero esto es mucho pedir, que la gente que no se
muestra misericordiosa con ella, y menos respetuosa, mirara para otro lado y
permitiera que cada uno haga lo que le viene en gana, pero somos tan insolentes
y maleducados que apoyados en el anonimato que nos ofrece Internet, soltamos
burradas buscando el daño más gratuito.
Una artista tan legendaria como Madonna, que ha demostrado
tanto en décadas de carrera, a ver quién puede decir lo mismo, mínimo se merece
un respeto, y si no tienes nada bueno que decir, quizás será mejor que no lo
digas, por educación, más que nada.
Pero esto son tribulaciones que no llevan a ningún sitio, y
el mundo es como es, por lo que las voces discordantes van a seguir gritando, y
artistas como Madonna, se harán más fuertes ante la adversidad y nunca tirarán
la toalla. Como dice en su track final, “I rise”, se alzará una y otra vez por
encima de todos.
Realmente quería escribir una breve introducción para
anunciar que desde aquí, a partir de la semana que viene iré despedazando la X de Madame X, canción por
canción, avisando que habrá suspensos y notas altas, porque en conjunto,
anticipo, no creo que “Madame X” funcione, por mucho que ella haya puesto su
empeño en encontrar sentido a la secuenciación de las canciones. No todo tiene
cabida ni queda resuelto en este disco. Hay carencias graves (la falta de un
hit claro) y aciertos arriesgados (vivir una temporada en Portugal es lo mejor
que le podría haber pasado, por lo menos de cara al material entregado).
No voy a seguir el orden del disco, lo voy a desordenar,
empezaré a hablar aleatoriamente de las canciones, según me vaya apeteciendo,
porque cada una de estas piezas requiere una atención precisa intentando abandonar
el conjunto.
Espero vuestros comentarios, siempre desde el respeto, y
cualquier aportación será bienvenida.