viernes, 13 de julio de 2018

Nunca me tomaré una ensalada en McDonald's



Ha salido en las noticias una intoxicación masiva por lechuga contaminada en los McDonald's de EEUU, que ha afectado ni más ni menos que a 3000 restaurantes.

Quisiera despertar un poco de conciencia sobre la comida basura, y querid@s tod@s, ir al McDonald's es algo ya demasiado cutre y obsoleto. Son tantos los motivos para no ir que no sabría por dónde empezar: Comida de malísima calidad, riesgos para la salud, excesivo consumo de calorías...
Hoy por hoy son tantas las alternativas más saludables y asequibles, que no tiene ningún sentido seguir machacando nuestros estómagos. 

Contaré una anécdota: Cuando tenía 18 años, estaba estudiando y mis padres no me podían dar una asignación económica, así que decidí ponerme a trabajar unas horas a la semana para poder costearme mis gastos. Me puse a trabajar en un McDonald's y ahí aguanté 2 meses.

Estamos hablando del año 1998, puede ser que su funcionamiento interno haya cambiado, pero en resumen decir que mi experiencia allí fue horrible. Hay una jerarquía en los puestos a cubrir. Un empleado nuevo se incorpora directamente a la parte del mantenimiento de salón y aseos. Esto es, limpiar las mesas, recoger los cubos, fregar los baños y en general, asegurarse que las instalaciones, de cara al cliente, estén en perfectas condiciones. Después, si te has desenvuelto bien, uno pasa a la cocina y empieza con las freidoras.

Todavía recuerdo un divertido video en el que te decían que tenías que echar sal a las patatas haciendo la forma de la M de McDonald's... Ese video parecía grabado por una secta, daba miedo.
Y es que aquéllo era un poco como una secta, y una jungla. La competencia entre los empleados por subir en la jerarquía era brutal. Todos querían aspirar a ser encargados, que eran los que más ganaban e intentaban conseguir puntos a toda costa, pisoteando continuamente a los compañeros y dejándolos en evidencia a la mínima ocasión.
Os podéis imaginar que el ambiente de trabajo así era de lo más agradable...

Cuando me pasaron a cocina, teníamos que suministrar los productos necesarios que recogíamos de las cámaras. Bien, pues estas cámaras de refrigeración estaban justo delante de las bombonas de ácido que servían para que los polvos de los refrescos (Coca Cola, Fanta, etc.) se sirvieran correctamente, y las bombonas tenían algunas pérdidas... El suelo estaba lleno de ácido reseco que no había forma de sacar.

Una vez se nos cayó una bandeja de hamburguesas según salíamos de las cámaras y se desparramaron por el suelo. Suponed dónde se fueron... Sí, encima del ácido. Cuando me disponía a retirarlo y tirarlo, un compañero me increpó y me dijo que si lo tirábamos nos iban a regañar, así que mejor cogerlo, volver a ponerlo en la bandeja y aquí no ha pasado nada.
Sentí una lástima enorme por los pobrecillos que fueran a consumir esas hamburguesas...

El colofón, y el motivo de mi marcha, fue cuando me quemé la mano.
En una plancha para calentar el pan, era habitual que los panecillos se quedaran pegadas al abrirla, así que nos decían que cogiéramos unas pinzas y que por la parte de atrás las sacáramos. "Cuando tengas más maña, verás que lo puedes hacer con la mano, pero ten cuidado", me advirtió el instructor.
A los dos días ya estaba cogiéndolo con la mano porque el ritmo de la demanda en horas punta era insufrible y no teníamos tiempo ni para respirar. No podía perder ni un minuto cogiendo las pinzas.
En una de éstas, una compañera se tropezó conmigo y me agarré al asa que abría y cerraba la plancha, con tan mala suerte que mi mano estaba dentro.
Menos mal que en la parte de la palma tenía el panecillo, pero el dorso lo tenía al descubierto, por lo que me quemé con todas las ganas. Me fui corriendo a lavar la mano con agua fría y pedí una pómada o algo para curármelo. No les quedaba pomada y no había más que vendas. Me dijeron que me lo mojara bien, que me pusiera una venda y siguiera trabajando con cuidado de que nadie me viera, porque nadie que manipula alimentos debe llevar vendas visibles.

Indignado, les dije que así no iba a continuar trabajando, que estaba que me moría de la quemazón (la ampolla que me salió después fue tremenda), y que quería marcharme por hoy. Insistieron en que siguiera, que estaban hasta arriba, así que cogí el mandil, lo tiré al suelo y dije que "hasta aquí, que me iba".

Recuerdo que ya era muy tarde, era la hora de cenar. Al día siguiente llamé a la Mutua de la Empresa, por haber sido un accidente laboral. Apenas me hicieron caso, y era tal mi indignación que pedí la baja definitiva, la cual firmé uno o dos días después. También recuerdo que era un día 5 o 6 del mes, y esos 5 o 6 días no me los llegaron a pagar los muy cab*****
Pero yo no quería saber nada de ellos, lo importante para mí era mi mano y dejar esa mierda.

La hostelería es muy sacrificada, estamos de acuerdo, será por eso que sólo los que tienen muchas ganas de trabajar se meten en ese mundo. Y por desgracia, no está tan bien pagada como antaño. Los sueldos llevan congelados décadas o incluso han ido a menos. Por eso, la mayor parte del personal que vemos allí trabajando es de fuera.
Pero es un trabajo, y yo estoy muy orgulloso de haber tomado esa decisión para aliviar la situación financiera de mi casa.

Claro que he vuelto a ir a un McDonald's y he vuelto a ir al que estuve trabajando. Pero bien es cierto que acudo cuando no me queda más necesidad. Para mí cualquier alternativa es mejor, y más ahora que hay tantos restaurantes de mucha mejor calidad de hamburguesas (por mencionar algunos, The Good Burguer, Steakburguer o Carls Jr.).
No me queda otra que ir a un restaurante de estos si a las horas en las que me encuentro no tengo otra opción. Como volviendo de un viaje muy tarde, y en general cuando se ha pasado la hora de la cena y está todo lo demás cerrado. Por lo demás, ahí no me verán.

Ya lo decía Bell X1, nuestro grupo gurú, en su canción "Four minute mile", "Nunca me tomaré una ensalada en McDonald's", o como decía ese meme de Paquirrín que ponía "Ir al McDonald's y pedir una ensalada es como ir a un puticlub y pedir un abrazo"....

Es vuestra opción!!


2 comentarios:

Rubén Sarabia Jofre dijo...

Muy interesante tu entrada Ángel. Personalmente, creo que no hay algo que odie más que el McDonald's, incluidas sus colas de gente que parece no haber comido en la vida y, por supuesto, eso que venden llamado comida. Hiciste bien en salir y también en compartir tú experiencia.

archer dijo...

Gracias Rubén. Fue una experiencia dura y hasta ahora no había visto ocasión de escribirlo, porque contarlo, lo he contado mil veces, jeje. Fíjate que si yo tuviera que ponerme a detestar una cadena de hostelería, ésa sería el Starbucks. Anoche sin ir más lejos, en la plaza Pedro Zerolo, centro de Madrid, hay varias terrazas y una de ellas la de Starbucks. Pues es la única que estaba vacía... Cuánto me alegré... Saludos!!

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