viernes, 8 de junio de 2012

Britney Speas- Echadme a los leones



Queridos compañeros blogueros y lectores, antes de que me critiqueis por lo que vais a leer, espero que no os dejéis llevar por vuestras tendencias más absolutas y que os abráis un poquito de mente, porque no todo lo indie es bueno y lo pop es basura.

Si escribo que el "Femme fatale" de Britney Spears me parece un discazo, no quiero que nadie piense que estoy loco, que he perdido el gusto y que me he vendido a las masas.

Realmente lo pienso, así que dejad que me defienda con argumentos. Yo, seguidor acérrimo de grupos y cantante alternativos, que disfruto tanto con un disco de Fleet Foxes o Woodpigeon como escuchando a Madonna, siempre he creído que la comercialidad no está reñida con la calidad. Que no porque un tema sea de lo más vendible y triunfe en radios e Internet, ha de ser peor. Es más, considero que para que ese éxito llegue, el tema tiene que tener un mínimo de calidad, que un gran número de personas no pueden tener un gusto tan atrofiado.

Las canciones de Britney Spears ni el personaje que ha creado ella misma, es del calado que puede tener, por mencionar alguno, Laura Marling. Yo escucho "Sophia" de la Marling y todo el vello del cuerpo se me eriza. Sin embargo, me pongo "Hold it against me" de la Spears y me sube la adrenalina. Hay canciones que te llegan al alma y otras que agitan tus músculos, cada una cumple un cometido diferente.

Hoy es uno de esos días en los que me apetecía escuchar el "Femme fatale", y dejarme llevar por los ritmos de sus frenéticas canciones. Que pueden ser una ñoñada, que ella puede cantar, a pesar de las megaproducciones que siempre la acompañan, con menos entusiasmo que una chicharra. Lo que sé, es que son canciones que me agitan, me mueven el cuerpo y dentro del mínimo de calidad que le exigo al pop, para mí es más que aceptable. Este género chicloso, asociado a adolescentes y siempre criticado negativamente, tiene una función en el público, que es la que más se agradece: el entretenimiento. No vienen a cambiar la vida de nadie, no tienen unas letras profundas de las que te marcan. El pop, cuando está bien confeccionado, puede llegar a despertar en ti unas emociones que no lo hacen otros géneros, para mí predilectos, como el folk o el indie.

Últimamente he escuchado mucho el "Electric feet" de Bertine Zetlitz y este "Femme fatale" de Britney. Discos de pop electrónico que en mi opinión suenan impecables, que tratan de innovar aunque poco quede por demostrar, y que no me vienen a resolver mis problemas, a crear empatía con mensajes impactantes, ni a tratar temas trascendentales como pueden hacerlo gente como Arcade Fire o PJ Harvey.

Si por algo me gustan las canciones de la Spears es porque me hacen olvidarme de todo. De los problemas del trabajo, en mi casa, con las parejas... Britney parece estar cantándote lo mismo una y otra vez: chica que lleva las riendas, chica que se siente intimidada, chica en la pista de baile dándolo todo... El power girl está muy quemado ya, y dentro de lo que son los mensajes que podemos sacar con pinzas de sus canciones, siempre quedará la sensación de que pase lo que pase, ella está disfrutando. Y por eso, tú acabas disfrutando.

El género más infravalorado de la música, el pop, lo es porque le han tachado de vacío, de falto de sentimientos. Uno escucha "Firework" de Katy Perry y siente un efecto revitalizador en su cuerpo cuando dice eso de "que tenemos fuegos artificiales en nuestro interior y que debemos dejarlos explotar", todo acompañado por una melodía de lo más animada. A los que ya estamos creciditos estas cosas, en un aire algo pretendido, nos pueden quedar grandes, pero no viene mal que alguien de vez en cuando venga a recordarte, con todos los clichés posibles, que en la vida hay algo más. Para que triunfe un tema pop tiene que darte buen rollo, y para que te dé buen rollo tiene que haber un mensaje optimista, bien sea en plan "baby, tú puedes cambiar el mundo" o "esta noche soy la reina de la pista". Ya vendrá gente como John Grant a decirte que "cómo vamos a cambiar el mundo si ni siquiera me puedo cambiar la ropa interior". Puede que me crea más lo que dice Grant, pero también me gusta escuchar a la Spears canturreando que "sigamos bailando hasta que el mundo termine", acompañada de unos coros que pegarían en un partido de fútbol.

"How I roll" o "I wanna go" son temas de Britney que se quedan en la piel, en la epidermis, y que cosquillean con entusiasmo, sin llegar a meterse en mi interior, alcanzar mi corazón. Eso, para mí, no las hace ni mejores ni peores. Me ofendería seriamente que intentara cantar canciones con una carga emocional desmesurada. Ni le pega al formato ni es su cometido. El pop es banal, intrascendental, llámalo como quieras, y sin embargo es desde hace muchos años el género que más discos vende. El rey del pop, Michael Jackson, tenía la capacidad de atravesar esa piel en la que tengo a Britney. Su factura como artista era intachable y sus letras tenían un contenido que ya quisiera la Spears, pero es que ella tiene otra función, sabe cuál es su papel y lo acomete. ¿Acaso os imagináis a Britney entonando "Earth song" o "Heal the world"? No le pega absolutamente nada. Ella es la chica que anima la fiesta, la descarada, la provocadora. Es difícil que te tomen en serio cuando jamás has pretendido hacerlo. Aún con esas, uno reproduce "Criminal" con esa historia de chica de voluntad débil se enamora de malote y no puede hacer otra cosa que sentir compasión por ella. O recordemos aquel tema, "Everytime", una balada que tocó la fibra sensible de los fans y que se vió recompensado en un extraño número 1 en el Reino Unido.

La mente para esas cosas es sabia. Hay personal que sólo escucha las canciones que la mente selecciona y manda al corazón, más viscerales, más emocionales, con más contenido y hay otros que se conforman con las canciones que la mente distribuye por todo tu cuerpo, sin llegar a tocar ningún órgano vital. Cada canción va dirigida a una parte de tu anatomía y como si fuera alimento, unas veces estarás necesitado de vitamina A y otras de vitamina K, y ni uno ni otro es peor, son completamente compatibles.

Hay días en los que me apetece celebrar el mero hecho de seguir vivo, y me voy a por los temas que me mueven, me reafirman en mi necesidad. Puede que esos días me vaya a por un disco de Love of Lesbian, The Cranberries o Gotye, pero lo que realmente consigue activarme desde que pulso play, es el pop, el buen pop, y ahí es donde requiero los servicios de la señorita Spears.

2 comentarios:

Chechu Rebota dijo...

Amen a todo lo que dices, hay momentos que el cuerpo te pide escuchar cosas como Love Of Lesbian, Califone o The Cranberries y hay otros momentos que lo que apetece es escuchar a Britney Spears, Sophie Ellis Bextor o a Rachel Stevens. Que estas tres últimas hayan hecho una música más comercial que los tres primeros no significan que sean mejores o peores, la mejor canción es la que se escucha en el momento adecuado.

archer dijo...

Gracias Nocivo, creo que has pillado el concepto estupendamente. Me alegra muchísimo que estés de acuerdo. Parece que escribir sobre Arcade Fire y luego de Kylie Minogue, y opinar positivamente de ambos, sea una incongruencia. Me acaban llegando críticas por eso, y como dices tú, cada momento tiene su canción.

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