martes, 18 de enero de 2011

Astrud & Col-lectiu Brossa - Lo nuevo



Las dos revistas musicales nacionales con más tirada del país, Rockdelux y Go Mag, no cesan en elogios hacia sus artistas catalanes y se les nota lo orgullosos que están de sus vecinos de comunidad. Incapaces de alabar a personal del mainstream como Nena Daconte o Amaral, son capaces de describir como hermoso e inspirador un disco de Astrud en el que sólo suenen pedorretas, si se diera el caso. No decimos que no sea así, y la descripción que ofrecen de “Lo nuevo” realmente incita a su escucha, pero de ahí a decir que siguen siendo los reyes del “mambo” solamente por la incorporación de dos temas nuevos, hay un largo tramo.

No en vano, en sus selecciones de lo mejorcito del año, estos medios siempre se acordarán de los discos en catalán y si mencionan a Eva Amaral es únicamente cuando a la chica le da por colaborar con Juan Ignacio Lapido, pero nunca por sus discos como artista propia.

El pop de Astrud es de categoría, eso es indudable y que hubieran alcanzado la fama con una canción tan fuera de corriente como era “Todo nos parece una mierda” se puede considerar un logro, pero en los textos de Astrud podemos encontrar referencias acertadas y otras, en mi humilde opinión, algo tontas, y sin ir más lejos, las que ellos realzan en la crítica adjunta, me parecen tontorronas. La voz de Gínes es para algunos chirriante y molesta, y sin embargo, a los alternativos les encantará, y alabarán el hecho de que como participante en Operación Triunfo no supere ni un casting de pueblo. Yo soy de los que piensa que todo cuenta, y si tu timbre de voz no dispone de registros suficientes y te limitas a cantar casi como a charlar, ése es un factor que te perjudica, pero claro, eso las revistas especializadas no lo valoran. Cantar bien no debe ser un valor en alza por aquí, es más, si te limitas a permanecer en la misma escala, te lo agradecerán.

Os dejo la crítica de Go Mag sobre “Lo nuevo” de Astrud:

Pop de cámara. Éste no es un recopilatorio al uso. Ni siquiera es un recopilatorio. No contiene temas de “Performance” y sí muchos de “Tú no existes”, uno de los discos inexplicablemente menos populares de Astrud. “Lo nuevo” demuestra que Astrud hacen siempre lo que les sale de la brenca y que, además, casi siempre les va a salir bien porque, chico, el genio se nace, no se hace. Concebido como una manera de capturar para el recuerdo la gira que los llevó por todo el territorio nacional a reversionar sus canciones junto con el Col-lectiu Brossa, “Lo nuevo” vuelve a situar al dúo en el trono del pop patrio y lo hace con sólo dos temas nuevos (para mayor ironía). “Lo popular” abre el disco con unas cuerdas soberbias y con versos lúcidos y devastadores marca de la casa. Véase la referencia a “las chicas que cantan lo de My Chemical Romance mientras esperan en la puerta del Corte Inglés” (¡¡fan!!) o la reflexión que sirve de estribillo, “Por qué lo viejo es lo nuevo y lo culto, popular. Yo ya lo he comprendido…”. Así empieza el disco, con un homenaje al “Brossa” Adriá Gandia en forma de joyita de pop de cámara. Y se cierra con otro tema inédito, también un homenaje a otro miembro del Col-lectiu, esta vez a Marc Casas, en la juguetona y extravagante “La música de las supercuerdas”, que el propio Genis definió en su reciente entrevista con Go Mag “lunática y de culto”. El epíteto inmensos no alcanza a expresar lo grandes que están Astrud en estos dos nuevos ejercicios, que esfuman de un plumazo todos los miedos de que el genio o las ganas de Astrud se hubieran apagado para siempre.


Pero lo grandioso de este disco es que no necesita de las novedades para ser fascinante. La revisión que hacen de sus temas es absolutamente exquisita y radicalmente sorprendente. Fuera los sintetizadores, fuera los artificios digitales, aquí Manolo y Genís se rasgan las vestiduras tecnopop de que venían acompañando a sus letras y dejan al Col-lectiu Brossa hacer y deshacer con instrumentos tan poco usuales en su trayectoria (la de Astrud, claro está), como el violín, el chelo, la marimba, el vibráfono, el acordeón o la zanfona. Así, “Noam Chomsky” se convierte en algo parecido a un tango, unas cuerdas zumbonas a lo Rimsky-Korsakov sustituyen a la base eurodance original de “La boda”, los teclados de “Minusvalía” se transforman en marimbas caprichosas y frenéticas, la descacharrante “El vertedero de Sao Paolo” se parte por la mitad con un acordeón… Como es lógico, las canciones que originalmente eran más acústicas y orgánicas son las que menos impactan de entrada.

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